lunes, 22 de marzo de 2010

San Juan de Dios 1975-1984

     En 1975 mi madre me inscribió en el Colegio de Educación Especial San Juan de Dios. En aquella época no se contemplaba la integración de niños con algún tipo de deficiencia en los centros ordinarios de educación, así que mi única opción fue esa, ¡y gracias! porque hasta ese año no decidieron hacerlo mixto.

¿Saben cual fue mi primera sensación al entrar por la recepción? ¡¡La de temor!! pero no por ser mi primer día de cole sino porque nada más pasar aquella gran puerta de madera dislumbré ¡¡¡el maaar!!!. Pues sí... Vi el mar y creí que era una piscina enooorme para aprender a nadar. Solamente la idea  me aterraba, quizás es un trauma que llevo desde esa época y por eso aún me hundo como un escombro (risas, bueno.., CARCAJADAS).
Mi madre tuvo que rellenar una serie de impresos mientras yo esperaba mirando boquiabierta a la recepcionista. Se llamaba Nena y ¡¡era coja!! Llegué a pensar que todo el mundo allí tenía alguna tara aunque no me imaginaba a las monjas con la "pata chula" (risas).  

 Por aquel entonces yo contaba con cinco añitos y recuerdo que eran tantas las ganas y la ilusión que me hacía ir al cole, (acuérdense de mi primera entrada donde relato mi gran desconsuelo y enorme congoja por no poder ir a la guardería como mi hermano), que no lloré ni el primer día de clase cuando mi madre me dejó en aquella laaaarga fila.
Parece mentira pero me parece verme allí ahora mismo... Yo, una rabujilla de pelo ondulado, asombrada de ver a tanto niño lloriqueando, gritando, etc. Jamás olvidaré a una niña, un año mayor que yo, pegada a las piernas de su madre llorando como una magdalena suplicando "vámonos, vamonos"... En honor a la verdad, he de confesar que en ese instante fue cuando, sin que cuente lo de "la piscina", comencé "acojonarme" un poquito... Yo miraba atónita a mi madre con cara de "no entiendo un carajo", y mi madre me devolvía la mirada como diciendo "no pasa nada" y me devolvía la confianza.  Pero... ¡¡joeeeer!!, aquella chiquilla parecía tenía bunitex en las manos, no dejaba de llorar, era tan desgarrador el "vámonos, vámonos" que yo dudaba ya hasta de mi madre.

En la clase nos esperaba la señorita Mari Val. Era rechoncha, con un pelo castaño largo y muy fino, los cachetes regordetes rojizos y mirada tierna... Sonreía mucho y su voz era tan dulce que me sentí feliz de estar allí. La clase era totalmente cuadrada y espaciosa. Tenía una hilera de grandes ventanales protegidos por persianas marrones. Una enoooorme pizarra verde y unos pupitres de madera más viejos que mi abuela.  Nos invitó a sentarnos donde quisiéramos y yo lo hice al lado de Migdalia, la llorona de la fila que, por cierto, todavía seguía derramando lágrimas aunque ahora sin tanto histerismo. ¡¡Quién iba a decirme que durante 9 años sería mi mejor amiga!!
Aquí les dejo una foto de Migdalia (izquierda) y yo (derecha).

Jamás creí que diría esto pero... añoro muchísimo esa época... Bueno, más que añorar diría que la revivo con grandes dosis de ternura y cariño. Fuí feliz en ese colegio pese haberme quedado interna un par de fines de semana porque mi madre tenía que ocuparse de asuntos varios. Anécdotas tengo... Uffff... ¡¡Para no parar de escribir!! Como cuando una vez, en 4º curso, pasé olímpicamente de hacer los deberes de matemáticas que el profe D. Manuel había mandado y cuando fue a mirarlos mesa por mesa le mostré unos ejercicios realizados con anterioridad y éste, dirigiéndose a los demás alumnos a la vez que se acercaba a mi libreta dijo:
-"Tengo que fijarme bien por si acaso me dan gato por liebre..."-
En ese instante dije para mis adentros... "TIERRA TRÁGAME" y supe que mi cara estaba como un pimiento morrón rojo porque sentí ¡¡un calooor!! que vaya a la porra el climaterio de mi madre.
No sé si realmente se percató o no de mi engaño y quiso sutílmente advertirme para no dejarme en ridículo, pero el caso es que me dio la enhorabuena y siguió comprobando la libreta del compañero.
Yo aluciné en colores, me quedé atónita, perpleja  y, en ese momento supe que Dios existía, me acordé de todos los Santos y Angeles Celestiales del cielo y les di las gracias por mi buena fortuna exhalando un ahogado suspiro. Nuuunca más volví a tentar mi suerte por si acaso, al menos con D. Manuel, jeje...

También recuerdo mi primera actuación vestida de pastorcita... Fue por Navidades, Mari Val nos había enseñado un villancico que debíamos cantar en el escenario, delante de toooooodos los padres y los demás alumnos, uffff... ¡¡qué mal lo pasé!! Para mi aquello fue peor que la guillotina, siempre me ha gustado pasar desapercibida,  y ver a mi abuela jalando por la mano para decirme que me pusiera más alante... Ufff.... Yo intentando esconderme detrás de los demás y ella jala que te jala con la mano, y yo haciéndome la loca mirando para el suelo, jajaaajaja!!! Al final acabé casi en la "punta alante" porque a mi querida abuela sólo se le ocurrió decirle a mi señorita que apenas se me veía...
En realidad no sé que hubieran sido de aquellas fiestas sin mi abuela. Ella era la única persona que iba a verme actuar en las fiestas del cole. Se iba conmigo en la gua-gua escolar, comía en el comedor y volvía a irse conmigo en la gua-gua del cole. Yo adoraba a "Mamá Uca" y me sentía privilegiada de tenerla para mi solita esos días al año...

Por otra parte,, jamás he vivido la Navidad como en San Juan de Dios. Era entrañable... Creo que éramos los únicos alumnos que acabábamos las clases una semana antes de lo que era habitual en los colegios, jeje... Y esto era así porque, durante esos cinco días antes de las vacaciones, cada clase tenía que hacer en la pizarra un dibujo dedicado al nacimiento de Jesús que luego votábamos para elegir un curso ganador. Qué emoción me envuelve al recordar cómo decorábamos las clases... Cómo pintábamos el belén con las tizas de colores... Correteando por los pasillos y metiéndonos de polizones en otras aulas para plagiar alguna de las ideas que los demás habían tenido a la hora de dibujar...
También hacíamos concursos de tarjetas navideñas, creo lo organizaba la caja de Canarias, ¡¡y yo lo gané durante tres años seguidoooos!! Era una fiera dibujando, siempre me gustó. Mi madre tiene que acordarse de eso, jajaaajaja!!!

Otras de las cosas que recuerdo con muchísimo amor era las casi dos horas del recreo después del comedor... Ibamos a los remos, ahora se les llaman columpios, qué finura. Habían tres grandes parcelas llenas de "columpios", una era toda de toboganes pero a mi me daba miedo subirme a ellos porque eran gigantescos, bueno, quizás era yo la enanilla, con cinco añitos ya me dirán,  jeje... Así que siempre me iba a los remitos, allí me sentaba y las niñas más grandes me remaban hasta que aprendí hacerlo sola. Jo... la de horas que nos pasábamos Paqui y yo remándonos súper alto y cantando "coco guagua". Qué lindo renmemorar todo aquello, qué placer para los sentidos... 

El 13 de marzo de este año, a través del facebook, me enteré que se iba a organizar una reunión de ex-alumnos y  llamé enseguida al colegio para confirmar mi asistencia. Me sentía como una niña chica, emocionadísima con la idea de reencontrarme con mis viejos compis. Mi sorpresa fue que aquella mejor amiga, Migdalia, ¡¡también acudió!! Me alegré mucho de verlos a todos pero fue especial darle un abrazote a mi compañera de aventuras y desventuras. Aquí les dejo un par de fotos del momento, jeje...




Una mamá orgullosa...